La fragilidad de nuestra existencia

En realidad la vida es tan frágil, uno se va cuando el de arriba lo decide, y generalmente creemos que no es justo. Si al final la justicia la hacemos nosotros. Cuando alguien se va nos quedamos pensando en lo que realmente somos y en lo que hacemos de nuestras vidas, si la aprovechamos , la disfrutamos, si creemos que lo que hacemos es o no correcto. Y me doy cuenta que nadie está preparado para que un ser querido se valla de nuestro lado. Si lo estuviéramos lo dejaríamos ir tranquilo a donde es ahora su nueva vida, entenderíamos que estaría bien y sobre todo nuestras lagrimas serian de satisfacción porque conocimos y amamos a alguien tan importante como esa persona. Es obvio que me apena cuando alguien se marcha, cuando creemos que no es su momento, siento algo parecido a lo que escribí mas abajo “Partidas tempranas”. Pero bueno, el único consuelo que nos queda es saber que cada persona tiene su momento de partir, y sólo debemos aprovechar lo que somos y a quienes tenemos. A veces nos da pavor hacer cosas que se salen de nuestros límites, pero la verdad es que la vida es tan corta y es una, que no queda más que atreverse a vivir, a sentir cada día la fragilidad de nuestro respirar, a sentir que tenemos sueños que podemos lograrlos y que podemos compartir con tanta gente la sabiduría de nuestra existencia, y a sentir que somos afortunados, porque nos han dado la oportunidad de vivir en esta escuela, la más compleja pero a la vez la más admirable.