Que la vida se nos valla y aún sentados en las faldas del crepúsculo

Ciertamente es imposible creer que la vida se esfuma sin ellos a mi lado, fueron mis cómplices, mis enemigos de sonrisas, mis ordinarios soñadores con quienes olvidamos ser adultos y recordábamos nuestros roles de majestuosa infantilidad desgarrada. Que risas más ostentosas cuando recordamos rodar por las escaleras entre las ropas sucias de un tambor, o bajar por los peldaños sobre una almohada de plumas amortiguándonos sobre el deleite de ser grandes. Las carcajadas se apoderaban cuando nuestros progenitores enrojecían de furia cuando la maldad se presentaba en nuestras narices. La vida se paralizaba cuando visitábamos la nostálgica mar junto a nuestro admirado “tata”, todo paralizaba cuando nos deslumbraba con sus infatigables cuentos de viejos que nadie conocía, sólo él que con un saludo ya eran amigos de antaños.

Como apetecíamos se adultos y como añoramos ser infantes, sólo nos queda ser lo que somos y recordar momentos de infancia, cuando no habían restricciones para vivir, ni espacios para arrepentirse por realidades no vividas. Solo había tiempo para disfrutar el momento !!!!

A mis complices de infancia*

Deleite felinistico

¿¿¿Qué pretenden????
Sólo para conseguir una sonrisa